El viernes tuvo lugar la primera jornada del Festival de Les Arts y Piquitos no podía faltar. Sin perjuicio de reservarnos el derecho de comentar con más detenimiento alguno de los conciertos, por ejemplo, León Benavente, que merecen una crónica individual para sus sesenta minutos de conciertazo… a pesar del caloret.

Con permiso de la música, el otro protagonista del festival fue el calor. Para los valientes que antepusimos la música a la siesta, resultó duro, pero valió la pena.

Destacada sin duda la actuación de Mishima, aunque la mayoría del personal asistente prefirió disfrutar del concierto refugiados bajo la sombra que proyectaba el puente de L’Assut de l’or (NOTA: Señores, las cuatro de la tarde en Valencia ciudad, no son horas). A Mishima le siguió La Bienquerida, que pese a que tener algún que otro desajuste con el sonido, conquistó a quienes combatíamos las altas temperaturas a base de corear temas nuevos y clásicos, como el inolvidable De Momento Abril.

 

Y por fin llegó el momento más esperado por todos aquellos que nos arriesgamos a la insolación, y Abraham y los suyos no defraudaron, como siempre. Energía a tope pese a tener el sol de cara a las seis de la tarde. Energía que contagiaron rápidamente a todos los que saltaban y se dejaban la voz aún a riesgo de lipotimias varias. En fin, repito que merece crónica aparte. Mención especial a su maravillosa versión de Bandera Blanca de Franco Battiato, y al hecho de ser uno de los pocos grupos que valoró tocar en un lugar tan especial como la Ciudad de las Artes y las Ciencias. León Benavente on top.

Recogió el testigo Dorian, que andan celebrando sus diez años con un disco de sus grandes éxitos, en versión algo más sinfónica. A Valencia se trajeron también violines y violas y ofrecieron un concierto de los más correcto, que los fans agradecieron correspondiendo con gran entusiasmo. El escenario Heineken, con bastante más afluencia que en horas anteriores, disfrutó de los hits de Dorian de siempre como A cualquier otra parte, Te echamos de menos, o Tormenta de arena.

Lástima lo de Hinds a quienes la redacción de Piquitos tenía muchas ganas de ver, aunque Betunizer, cumplió e hizo de digno suplente. Triangulo de Amor Bizarro, con su consolidado directo hicieron lo que saben hacer, ni más ni menos. De igual modo, Second nunca defrauda al público que les escucha, le tienen tomada la medida a estos festivales y se nota en el escenario.

Los esperados Everything Everything actuaron ante un escenario Heineken medio vacío, pese a estar sonando francamente bien, no supieron conectar con un público que quizás está más acostumbrado a los grupos patrios que llenaban el cartel del festival.

Pero el reinado indiscutible de la noche por número de asistentes fue Supersubmarina. Miles de personas saltando y bailando todos y cada uno de los temas que se iban sucediendo. Con el público completamente enganchado, los de Jaén se dedicaron a hacer aquello que se les da mejor. Pueden gustarte o no, pero su sonido y entrega merece todo el respeto.

En el escenario Negrita, un Bigott desbordante trataba de competir con el cabeza de cartel. Pocos asistentes (en comparación, se entiende), pero nada que envidiar en creatividad, ingenio y excentricidad.

Tras el plato fuerte de la noche, agotados, los asistentes menguaron de forma significativa, y aunque The Wave Pictures hicieron un gran concierto, no obtuvieron la afluencia que merecían.

Lo último que vimos los Piquitos fueron a los suecos The Sounds. Concierto muy respetable, sin embargo, poco apreciado por aquellos supervivientes que habían resistido toda una jornada festivalera de calor.

En cuanto a la organización, pocos, realmente pocos baños. Eso de que la prueba de sonido de un grupo se realice mientras el otro está tocando (y nos referimos sobretodo a los escenarios Negrita y Coolway), no nos gustó nada.

Lo de la comida, aunque quizás algo escasa, por lo menos sí de cierta calidad y apostando por nuestros bares y restaurantes, todo un acierto.

 

Mención especial para el emplazamiento del festival. Sobra cualquier adjetivo.